Fue un sábado atípico en la provincia. Sobre todo en el sector gastronómico y en el comercio, donde algunos no sabían si debían abrir, otros no fueron y el resto decidió protestar.
PATRULLAJES. La Policía se apostó frente a las galerías y recorrió el microcentro para advertir a los comerciantes que no podían abrir los locales.
LA DUDA. Frente a El Bajo algunos de los feriantes no sabían si podían trabajar o mantener las puertas cerradas a los clientes.
RUIDOSA BATUCADA. Empleados gastronómicos golpean las ollas con cucharas de madera durante la manifestación que se dio ayer en la esquina de 25 de Mayo y Santa Fe. Ellos decidieron cortar el tránsito como reclamo por las restricciones y por no poder trabajar con normalidad.
COMO UN FERIADO. Algunas personas aprovecharon para descansar en la peatonal, mientras la atención en los comercios fue dispar. Algunos decidieron abrir sus puertas y otros no concurrieron.
UN PROBLEMA. Algunas personas decidieron ir hacer compras pero había comercios que estaban cerrados y se tuvieron que volver a sus casas.
CONTROL. Un policía verifica la documentación de un automovilista. Solamente pueden circular quienes hayan sacado los permisos.
NADIE EN LAS CALLES. Dos policías esperan que un vendedor ambulante levante su mercadería del piso durante la siesta de ayer.